El pésimo uso del suelo
Alfredo Hernández Fuentes
Cuando se realizaba la planificación del crecimiento poblacional y la diversificación de la oferta turística en los años 70’s de la pasada centuria, de la que vendría a ser prácticamente una más abierta y moderna ciudad, como ahora lo es Zihuatanejo y en lo correspondiente para su gemela Ixtapa, una de las premisas fundamentales que sirvió al modelo conjunto, fue que no debían cometerse los errores en que había caído Acapulco a lo largo de su historia.
Por entonces, el bien remunerado equipo multidisciplinario de profesionales del Fideicomiso Bahía de Zihuatanejo (FIBAZI), que se encontraba a cargo del desarrollo de los proyectos, apoyados por representantes de distintas dependencias federales y estatales involucradas en el uso y destino de la tierra, se coordinaron para evitar y, en su caso solucionar eventualidades que pudieran hallarse al paso del impulso de las pujantes inversiones que estaban en espera.
Empero, no todo coincidía con los intereses patrimoniales de los azuetenses y así los reclamos surgieron inercialmente; las proyecciones de las carpetas se tendían sobre hojas de gabinete, sin considerar bien a bien entre muchas otras cosas la difícil orografía, la preservación de los cuerpos de agua, ni la vocación del uso del suelo que décadas atrás se habían respetado.
Jamás llegó la consulta a las autoridades municipales, ni a sus pobladores, puesto que tal vez ésta figuraría como simple renglón de expediente; en consecuencia, se fragmentaban propiedades y se proponían usos inadecuados para el suelo, pareciéndoles que era más fácil ignorar la importancia de los reclamos, en cuanto a lo poco o mucho que se hubiera planeado y edificado, tanto como la participación del gobierno municipal y de sus habitantes.
Debido a sus precarios recursos el Cabildo de José Azueta comisionó a un hombre, a un solo hombre, para que verificara diariamente las obras, a pie entre tortuosos tramos de piedras, ramas y polvo que proponían las zanjas del drenaje, los pozos de visita, así del corte de cerros que lograban las máquinas de excavación en la apertura de los trazos viales.
Portafolios en ristre desde las oficinas de aquel viejo Ayuntamiento en el centro de la población y hasta la playa La Ropa, este Director de Obras Públicas se entregó en cuerpo y alma a la tarea de evaluar, informar, proponer correcciones y hasta formular vetos del municipio que hacían gracia a la arrogante maquinaria del FIBAZI.Carente de ayudantes, vehículo, viáticos y con los pocos argumentos legales de que disponía entonces aquel obsoleto Bando de Policía del entonces pobre Ayuntamiento, hizo prevalecer los limitados supuestos jurídicos por el bien de tales centros de población y de sus habitantes, y así, sin más, lograba con tenacidad, esfuerzo y mucho corazón que se escucharan los reclamos populares.
Valga el parangón para señalar que 30 años atrás, los viejos errores y las deplorables condiciones en que se desenvolvía Acapulco eran sobradamente conocidas por todos los guerrerenses; todo un pésimo ejemplo que no debía seguirse en términos de planificación para el crecimiento; empero, aquí nadie captó el mensaje, y no ha habido nadie, de verdad nadie, que con un poco de conciencia en bien del Acapulco que en apariencia todos queremos y anhelamos produzca lo que ese hombre que, devengando un sueldo precario, con secretaria prestada por otra dependencia, sin máquina de escribir asignada, en una labor modesta y solitaria pudiera realizar lo que en resumen hizo por aquel pueblo.
Nos han acostumbrado a soportar que cada gobierno municipal que arribe al poder, introduzca algunas buenas medidas y otras descabelladas en perjuicio del común; que sin plan de trabajo conocido haga lo que se le ocurra hacer, porque al fin de cuentas nadie podrá señalar que no se hizo lo suficiente, toda vez que no habrá forma de comparar lo ejecutado, con lo que no se ha prometido, y menos podrán comprobarse las finanzas porque no prosperan las denuncias. Así dijo la señora Abelina: “En Guerrero todo se puede”.
Nos han acostumbrado a que los cíclicos nuevos funcionarios de cuello blanco, a los que se asimilan decenas de empleados volátiles hagan lo que quieran con la ciudad en 3 años de administración, y así sucesivamente, una tras otra, administración tras administración, sin cariño y sin respeto por Acapulco. Peor destino cuando esta administración representada por la Dra. en Derecho,Abelina López Rodríguez, persiste en la omisión de presentar cuentas, cuando todos sabemos que dejó abandonada la población tras el paso del Huracán Otis, y que a pesar de haber recibido varios cientos de millones de pesos, tardo muchos días en aparecer en escena. El largo sufrimiento de la población se le acredita entonces a ella. El fenómeno de la 4T logró que ganara otros 3 años de purga para Acapulco.
Otro grave error más se tiene en el hecho muy conocido de que, en esta administración morenista cualquier hijo de vecino, de esos tantos inconscientes que abundan en este Acapulco, haga valer su reverenda voluntad, y pues que, si construye un edificio o una casa lo haga “comiéndose” centímetros de banqueta como existen muchos casos demostrables, y allí tenemos un sistema de corrupción que no puede negar esta administración.
Existen, no uno, sino infinidad de casos en que le cambian el uso de suelo a una construcción que tuvo permiso para un giro comercial o para habitación y de pronto la convierten en oficina pública, en cantina o en edificio, como hay muchos casos en los Fraccionamientos Las Playas, El Progreso, Costa Azul, Marroquín, Magallanes y prácticamente por toda la ciudad. Para esto tampoco existen autoridades municipales.
Se pueden contar infinidad de casos de edificaciones a las que se les otorgó el permiso de obra, contemplando cierto número de cajones de estacionamiento, pero al momento de construirse estos últimos se traducen en locales comerciales; entonces sus dueños, los empleados y los clientes estacionan los vehículos en la calle, creyéndose éstos con el mejor o el único de los derechos para ocupar el frente de su construcción, como si fuera una extensión de su propiedad.
A todos consta que actúan como si les perteneciera la calle colocan anuncios de no estacionarse para ubicar ellos sus propios vehículos, ponen todo tipo de obstáculos para evitar el estacionamiento, tal es el caso de la mayor parte de los edificios del centro de la ciudad, y de todas las zonas habitacionales. Para esto también existe un absoluto vacío de autoridad.
A la de por si caótica situación vial del centro de la ciudad se suma el hecho de que las disposiciones de no estacionarse sean violadas diaria e impunemente por los propios funcionarios y empleados de confianza del falso “H”, Ayuntamiento, con sus unidades oficiales. Otro vacío de autoridad que nadie ve, nadie siente, y en resumidas cuentas nada se hace por evitarlo porque esa es la naturaleza de este gobierno municipal: Corrupción.
Las preguntas surgen inevitables: ¿Para eso sirvió la alternancia partidista en el gobierno municipal que tanto alardean, un señuelo por el que muchos votaron? ¿Realmente se habrá avanzado en algo, o estamos frente a una administración plagada de errores y pésimos servidores públicos que mienten, roban y traicionan al pueblo?
Correo: poracapulco@hotmail.com




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