SW Televisión Guerrero

Por David Mendoza L

Un silencio inesperado invadió los hogares de Acapulco este lunes, cuando Televisa Acapulco cesó sus transmisiones, marcando el final de una trayectoria que durante décadas fue el vínculo directo entre la comunidad y la información local.

El cierre de esta filial no solo representa el apagón de un canal, sino el término de un capítulo crucial en la historia de la televisión local, dejando sin voz a quienes encontraban en esta pantalla su conexión con el acontecer diario y el entretenimiento.

La salida, meses atrás, del periodista Manuel Zamudio Castañeda, una figura icónica del periodismo local con más de 30 años de trayectoria, fue el primer indicio de lo que estaba por venir. Su despido marcó el inicio de una serie de decisiones administrativas que culminaron con el fin de operaciones. Junto a él, nombres reconocidos como Nereo Galindo Hernández, Mauricio Lechuga, mejor conocido como “Mago Yuyito”, y Eladio Layo Aguirre también quedaron fuera en diciembre pasado, despidos que cimbraron a la audiencia y al gremio.

Este cierre en Acapulco forma parte de una reestructuración nacional que incluyó la clausura de filiales en entidades como el Estado de México, Tamaulipas, Chihuahua, Morelos y Chiapas, entre otros. Televisa México, en un comunicado, justificó estas acciones como parte de una estrategia para reconfigurar los contenidos locales, prometiendo una mayor cobertura regional. Sin embargo, para muchos, estas palabras no logran justificar el impacto de una decisión que dejó sin empleo a cientos de trabajadores y sin despedidas a miles de televidentes.

Los pasillos que alguna vez vibraron con la energía de reporteros, camarógrafos y productores hoy permanecen vacíos. El cierre no solo deja un vacío en la oferta informativa y cultural del puerto, sino también un golpe emocional para quienes crecieron viendo, escuchando y confiando en esta señal.

Acapulco pierde más que un canal de televisión: pierde una conexión directa con sus historias, sus voces y su identidad.